jueves, 20 de febrero de 2014

YA LO DIJO PLATÓN

Alfombras voladoras en la orilla del Ganges. Foto de S. M.
Como ya dijo Platón hace dos mil quinientos años, no nos dejemos engañar por las apariencias.

Este diminuto cachorro que dormita en el cruce es en realidad un valiente suicida. Un cálido

rayo de sol da de pleno en el lugar elegido por el perrito para descansar o para inmolarse. Sí: el centro de la encrucijada, con el sol de la mañana y el aura de su imperturbabilidad perruna, parece un lugar acogedor, telúricamente correcto, un buen sitio para morir o solo descansar un rato.

Pasan por encima de él un risckawsh y un carro a gran velocidad y el animal, impasible, permanece tal cuál estaba al quedar enmedio de sus ruedas, con los ojos cerrados, jadeando solo un poco. En la postura semitumbada de las figuras de terracota etruscas. Unos paisanos y yo sonreímos al comprobar la buena estrella del cachorro.


Al segundo, me atraganto mi sonrisa y miro al frente: ya no quiero ver nada más. Esta es una película de la

que ya conozco el final, y ese final me duele como un pellizco en una herida.


Perritos mamando en pie en Benarés. Foto de S, M.

Mmm…soy una estúpida occidental descreída y arteriosclerótica y en realidad no me sé el final de ninguna película y menos aún el de esta. El perrito benaresí sabe muy bien lo que hace. Ha dormido plácidamente en una mullida cama de basura, está harto de jugar con sus hermanos desde que amaneció, después ha estado mamando un buen rato. Su peleona mamá lo ha lamido otro poco y por todo ello sabe y siente que la vida es frágil pero sobre todo bella.

Además tiene la fortuna de haber nacido en Varanasi y total, a esta ciudad acuden cada día desde distintos puntos de la India, decenas de personas solamente a morirse y él ya se ha ahorrado ese viaje.

¡Solamente a morirse! En esta ciudad milenaria hay mugrientas pensiones con vistas al río donde

por pocas rupias se amontonan ancianos peregrinos o enfermos terminales a esperar su momento.Se sienten inmensamente afortunados de haber llegado hasta aquí y lo son sin duda: quien muere en la
sagrada Benarés escapa del círculo de las dolorosas reencarnaciones, de la rueda del samsara.

Entornando los ojos es solo un rato, duelen los huesos en la escueta estera, pero el tiempo ya es lo de menos.


La Madre Ganga sabe esperar: es paciente con sus pacientes hijos.



“Estos cuerpos que aquí ves, frágiles y sujetos a la disolución, no son otra cosa que simples

envolturas del Espíritu Eterno, indestructible e inconmensurable”. (El Canto del Señor, Bhagavad Gita)




En la escalera del Gaht. Foto de S.M.

1 comentario:

  1. Cuanta belleza en la pluralidad de India, y en tu forma de verlo. Ese perrito junto al ghat en actitud meditabunda... toda una metáfora de la vida. Precisamente he escrito otra experiencia de un ghat, en este caso en Haridwar, donde se celebra la vida.
    http://www.rafaeltellez.com/2014/02/viaje-india-los-ghats-de-haridwar-entre.html

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