martes, 28 de octubre de 2014

ESTE HALLOWEEN YO VOY DE IBIS EREMITA


Qué gusto da cuando la naturaleza  irrumpe con su fuerza en un medio artificial y rompe los falsos equilibrios que el hombre ha impuesto. Qué gusto da cuando lo vivo, lo silvestre, se desmadra un poco y acaba dando un empujón al orden establecido, y sobre todo, a aquellos que más que ordenados, están muy establecidos, creen tenerlo todo atado y bien atado.

No se puede negar la belleza de un campo de golf, todo tan green, tan cuidadito, sus colinitas tan suaves, sus hermosos lagos artificiales. No seré yo quien niegue esa hermosura, y menos cuando en dicho campo, salpicados entre los hoyos, reinan por derecho propio la majestad del pino mediterráneo, los olores de la jara y la lavanda, la salobre cercanía del Atlántico más bravío, el del Estrecho.

En uno de los campos de golf más súper de la provincia de Cádiz, el de Sancti Petri, la naturaleza ha dado un paso adelante y al atardecer de este suave otoño parece más una "sucursal" de Doñana que un lugar de culto para uno de los deportes más pijos del globo, con perdón.

Enormes bandadas de fochas de agua picotean por aquí y por allá, una multitud de garcillas bueyeras ha colonizado un par de vetustos pinos y la lían de lo lindo con su algarabía, cantan las ranas en las charquillas, se oyen el turbador llamado del cárabo y el graznido del cuervo, ¡y ahora también andan por ahí montones de ibis eremitas!

Me imagino que son grupos que se están estableciendo por su cuenta y que parten de las primeras parejas que se reintrodujeron hace unos diez años en los tajos rocosos de La Barca de Vejer, gracias a la labor conjunta del zoo de Jerez y la Junta de Andalucía...y que también a estos se les ha ido felizmente de las manos tantos ibis libres y prolíficos.

De eremitas les queda poco pues parece que disfrutan con la cercanía de los humanos y no les hacen ascos a nuestros inventos: estos se ponen púos con los bichitos que se esconden bajo el manto del doméstico césped del campo de golf, a falta de verdes praderas naturales.

Su aspecto es por lo menos chocante, con sus disparatados penachos y esas "caretas" tan raras que acaban en un pico largo y curvo, muy elegante: el disfraz más conseguido para la cercana fiesta de halloween a ellos les sale gratis.

Los antiguos egipcios los tenían entre sus animales preferidos, seres benéficos que los libraban de bichos dañinos, plagas y puede que guardianes de la fertilidad.

Thot, el dios de la sabiduría, la escritura y la música tenía cabeza de ibis. Se conservan en Egipto millares de momias de ibis evisceradas y tratadas con el mismo ritual funerario que el de los humanos. Podrían ser ofrendas: parece que su larguísimo pico curvo les recordaba a la luna creciente, y Thot es el dios lunar, el medidor del tiempo.

En esta alejada esquina del Mediterráneo aunque no los momifiquemos, tengámosles respeto. Sobre todo teniendo en cuenta que llevaban más de quinientos años extinguidos de este lado del Estrecho y que ahora han regresado.

Yo por lo pronto, como el hábito de doña Inés del año pasado me queda estrecho, este año en el día de los difuntos me disfrazo de ibis eremita. 

Y para terminar de epatar al personal, le pondré girones de vendas colgando de las plumas: mi más sincero homenaje a este ave tan singular.




sábado, 11 de octubre de 2014

EL ESCAPARATISTA DEL CHINO

Niños espectrales. Foto del limbo de S.M.


Sé que no lo ha hecho con mala intención ni por jugar de modo sutil con dobles sentidos. Menos, como una macabra performance. Lo ha hecho porque cree que así le queda muy cuco, porque en el lado artístico de su mente, las flores agrupadas haciendo circulitos y elipses y los niños casan bien, ambas son cosas hermosas, lindas promesas de futuro. Además, hay que reconocer que se lo ha currao.

Quizás su subconsciente le ha jugado una mala pasada. O no tan mala. De pronto se ha acordado de él mismo cuando era muy pequeño, cuando aún vivían en la aldea. De aquella tarde después del chaparrón, cuando salió del cole tarde e iba dando patadas a una cebolla que había encontrado en un rincón. Sus pantaloncitos verde oliva ya le quedaban muy cortos y esperaba heredar pronto una seminueva camisa Mao de su primo mayor. Aquella tarde en la que con el fondo multicolor de un potente arcoiris, vio a su padre subido sobre una caja sosteniendo en la mano un papel. Leía en voz alta de modo teatral ante un corrillo de atónitos vecinos aquello de "que se abran cien flores y compitan cien escuelas de pensamiento".

Quién es el guapo que le explica al chino, que esas coronas de rosas de plástico con colores alternos no deben estar en el mismo escaparate que la ropa infantil, que en nuestra cultura significan otra cosa. Que ese primero de noviembre que ya se acerca no simboliza la vuelta al cole o el maldito estirón que ha vuelto a dar el niño.

A mí me da la risa cada vez que paso por delante, habrá alguien a quien quizás le hiera,no lo entienda o le parezca de mal gusto. 

Lo cierto es que el escaparatista del chino de mi barrio ha vuelto a dar en la diana del desconcierto.


viernes, 3 de octubre de 2014

EN LA DEHESA


Conozco a un cerdo
que un mal día se autotatuó un hada en su oreja derecha. Vive solo, entre Huelva y Badajoz, en un dehesa casi desnuda donde el viento se pierde al dar la vuelta a las pocas pero enormes encinas que allí habitan. 

En las oscuras noches de luna nueva el hadita toma relieve y la oreja le pica horrores con la forma exacta de su silueta.

Nadie le cree.

Me lo contó la otra tarde, cuando juntos tomábamos un campari con hielo sobre una roca enorme en forma de huevo viendo la puesta de sol allí en su dehesa, entre Huelva y Badajoz.